La lactancia materna es una de las cosas más naturales del mundo, sin embargo puede ser complicada al principio, ya que muchas mamás experimentan dificultades como pezones agrietados, problemas de agarre y fugas.
A veces puede ser un poco frustrante y doloroso, especialmente en los primeros días de la llegada del bebé, pero al igual que cualquier actividad nueva, con el tiempo te volverás experta. Muchas de las primeras dificultades pueden manejarse y resolverse, y puedes evolucionar hasta tener una experiencia positiva y libre de dolor.
Te damos algunas soluciones a los problemas más comunes de la lactancia:
Pezones adoloridos
El dolor y grietas en los pezones son bastante comunes y pueden deberse a que tu bebé no tiene un agarre o posición correcta. No te presiones, nadie nace siendo experto y es algo que necesita ser aprendido. Puede ser buena idea que te asesores con una especialista en lactancia o profesional de la salud para perfeccionar tu técnica.
Para prevenir el dolor, trata de apretar hasta sacar una gota de leche después de tu sesión de lactancia, frótala en la piel de tus senos y deja que tus pezones se sequen antes de cubrirlos. Si estás usando almohadillas en tu sostén, recuerda cambiarlas después de cada toma y opta por un brasier de algodón para ayudar a circular el aire.
Si tienes dolores punzantes en tus senos durante las sesiones de lactancia, puede que tengas una infección por candidiasis. Otros síntomas de esta infección pueden incluir picazón, pezones rojos o brillantes y manchas blancas en la lengua de tu bebé o dentro de sus mejillas. Es una infección muy común con una solución sencilla, pero te recomendamos tratarla con un profesional de la salud.
Senos congestionados
Unos días después del nacimiento de tu bebé, tus senos se sentirán llenos e hinchados, lo que puede causar dolor en la zona mientras amamantas. Esto es debido a que tu cuerpo produce leche en abundancia y bombea más sangre a esta área.
Un baño caliente antes de amamantar ayudará a que la leche baje, así como masajear el seno con el que estás alimentando para librar la presión. También puedes aplicar frío para calmar tus senos y dar alivio a las molestias.
Sin embargo, la mejor forma de aliviar la sensación de hinchazón es bombear regularmente. Si continúas con molestias, acude con un profesional de la salud.
Fugas
Tus senos pueden presentar fugas cuando están muy llenos o si activas tu reflejo de bombear, lo cual puede ocurrir al escuchar a tu bebé llorando. Usualmente los senos bombean leche únicamente al amamantar, pero puede suceder también un goteo en otros momentos.
Mientras más regulares sean tus sesiones de lactancia, será menos común que tus senos tengan fugas. Probablemente encontrarás que el problema desaparece casi por completo después de 7 o 10 semanas de amamantar.
Conductos bloqueados
El dolor y grietas en los pezones son bastante comunes y pueden deberse a que tu bebé no tiene un agarre o posición correcta. No te presiones, nadie nace siendo experto y es algo que necesita ser aprendido. Puede ser buena idea que te asesores con una especialista en lactancia o profesional de la salud para perfeccionar tu técnica.
Para prevenir el dolor, trata de apretar hasta sacar una gota de leche después de tu sesión de lactancia, frótala en la piel de tus senos y deja que tus pezones se sequen antes de cubrirlos. Si estás usando almohadillas en tu sostén, recuerda cambiarlas después de cada toma y opta por un brasier de algodón para ayudar a circular el aire.
Si tienes dolores punzantes en tus senos durante las sesiones de lactancia, puede que tengas una infección por candidiasis. Otros síntomas de esta infección pueden incluir picazón, pezones rojos o brillantes y manchas blancas en la lengua de tu bebé o dentro de sus mejillas. Es una infección muy común con una solución sencilla, pero te recomendamos tratarla con un profesional de la salud.
Poca leche
Mientras menos leche consuma tu bebé, tu cuerpo producirá cada vez menos, así que si tu bebé no tiene un agarre correcto y no toma la suficiente cantidad de leche, puede que tu cuerpo comience a producir menos leche de la que tu bebé necesita.
Si estás preocupada porque tu bebé no esté obteniendo la cantidad de leche necesaria porque no está ganando peso o no luce satisfecho después de su sesión de lactancia, habla con un profesional de la salud. Una forma de medir la alimentación de tu bebé es mediante la cantidad de pañales sucios que tu bebé produce, la cual debe rondar los 6 u 8 pañales diarios.
Para aumentar la cantidad de leche, puedes intentar lo siguiente:
• Permite que tu bebé se alimente tan seguido y por el tiempo que quiera.
• Vacía por completo ambos senos en tus sesiones de lactancia (lo notarás porque se sentirán suaves)
• Descansa durante el día y bebe bastantes líquidos.
Mucha leche
Producir mucha leche es común en los primeros días. Al inicio, tu cuerpo produce mucha leche para permitir una alimentación frecuente, pero esto se regula una vez que tus sesiones de lactancia son efectivas y estables.
Algunas mamás pueden continuar produciendo demasiada leche, haciendo que sus bebés tosan o escupan después de sus tomas. Si esto sucede, intenta extraer leche antes de tu sesión de lactancia con tu bebé para reducir su toma y aliméntalo recostada o reclinada para que el bebé tenga mejor control.
Intenta no extraer demasiada leche y no hacerlo entre tomas, ya que esto provocará que tu cuerpo produzca aún más leche para llenar la demanda.
Y recuerda…
Así como a tu bebé le toma tiempo y esfuerzo tomar sus primeros pasos, puede que también te tome tiempo y esfuerzo a ti para perfeccionar la lactancia. Aunque es algo natural, no siempre es sencillo y no eres una mala mamá si tienes algunas dificultades al principio, todo en la vida necesita experiencia y aprendizaje.
Si estás batallando, habla con un especialista de la salud o acude a una red de ayuda, ya sea grupos de apoyo en Facebook o amigas que hayan pasado por lo mismo. Nuestro equipo esta disponible para apoyarte y orientarte en tus dudas a través de Facebook Messenger https://www.facebook.com/NutriciaMx
Sé amable contigo misma en este camino y celebra todos tus logros parentales y de lactancia, no importa lo “pequeños” que puedan parecer.